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Radiografías:
Diagnóstico y planificación: Las radiografías son herramientas cruciales en el diagnóstico de problemas en la pulpa dental y son fundamentales para la planificación del tratamiento endodóntico. Los profesionales de la salud dental pueden utilizar radiografías periapicales o panorámicas para obtener imágenes detalladas de la estructura interna del diente, incluidos los conductos radiculares y el hueso circundante.
Localización de infecciones o lesiones: Las radiografías permiten identificar la ubicación exacta y la extensión de las infecciones o lesiones en la pulpa dental. Esto es esencial para determinar si se necesita un tratamiento de conducto y para planificar la intervención adecuada.
Evaluación de la anatomía dental: Las imágenes radiográficas proporcionan información detallada sobre la anatomía dental, como la forma y el número de raíces, la presencia de conductos accesorios y la estructura ósea circundante. Esta información es vital durante el tratamiento de conducto para garantizar una limpieza completa de todos los conductos.
Seguimiento del progreso: Las radiografías también se utilizan durante y después del tratamiento de conducto para evaluar el progreso y confirmar la adecuada eliminación del tejido pulpar dañado. Las radiografías de seguimiento pueden ayudar a asegurar que el tratamiento haya sido exitoso y que no haya signos de complicaciones.
Visualización de estructuras circundantes: Además de evaluar la pulpa dental, las radiografías también permiten la visualización de estructuras circundantes, como el hueso alveolar y las estructuras vecinas. Esto es crucial para identificar posibles complicaciones, como la extensión de la infección a tejidos circundantes.
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